Por: Laura Benítez
Se dice que en la antigüedad, las mujeres eran las portadoras de conocimientos milenarios sobre su cuerpo, eran quienes traían niños al mundo, cocinaban, preparaban medicinas con hierbas y “veían cosas que los hombres no podían”. Con el tiempo todo esto empezó a cambiar, las ideas de capitalismo, la iglesia y la ciencia comenzaron a desplazar a un lado a las mujeres, dejándolas en un lugar “inferior” en el que debían estar calladas, sumisas y dedicadas a cuidar de otros (como una obligación).
Pero hoy, las mujeres (en distintas maneras) estamos en un “despertar” masivo, y para ello, es fundamental conocer nuestros cuerpos, valorarlos, decidir sobre ellos y curiosamente, he percibido (en mí) una necesidad latente a conectarme con esas mujeres, nuestras ancestras, las que en el estado más puro, daban vida.
Sobre el parto orgásmico jamás había escuchado, nunca me habían hablado de este tema que cuando lo conocí me llenó de asombro, tanto, que siento una responsabilidad inmensa con nosotras para ponerlo sobre la mesa y buscar una reflexión en conjunto sobre la importancia de ahondar en nuestros cuerpos y las cosas mágicas que pasan en él, porque si bien todas no queremos ser madres, podemos concebir y dar vida de muchas maneras.
Lo primero que hay que entender es que las mujeres somos “cíclicas” me cuenta Andrea La Maga, una mujer “mágica” tal como lo dice su nombre, ella es Doula y por muchos años ha visto partos orgásmicos (y los ha vivido también). ¿Qué quiere decir que somos cíclicas? Pues que dependiendo de nuestro ciclo menstrual podemos actuar de diferentes maneras y en palabras de Andre, “habitar diferentes mujeres, morir y renacer”.
“En ese sentido, una mujer realmente encuentra su poder con su ciclo menstrual, el cual encierra una magia y un conocimiento que es la transformación, la posibilidad de ser cuatro seres en uno solo, pasar por cuatro fases en un mismo cuerpo y tener la posibilidad de morir a nivel interior y a nivel físico… Estamos educadas para rechazar la menstruación y a decir que es algo ‘horrible’ y ‘doloroso’… el ciclo menstrual no tiene por qué doler, el ciclo de las mujeres duele porque está espástico, nuestro útero está contraído porque la mujer perdió la conexión con él, nos enseñaron a ser frías y a privarnos del disfrute sexual. Perdimos el linaje femenino que estaba cargado de conocimiento en estos temas, con la cultura patriarcal comenzaron los avances en la medicina y perdimos la conexión con nuestro cuerpo”. Dice Andrea “La Maga”.
Ahora sabiendo esto, hablemos de la parte sexual, “cuando tenemos relaciones sexuales liberamos varias hormonas, entre ellas la más importante es la oxitocina, la hormona del amor, se produce naturalmente en el cuerpo y se produce cuando estamos haciendo el amor y nos invade haciéndonos entrar en un estado de ‘éxtasis’, como si estuviéramos ‘encima de una nube’. Cuando se libera esta hormona puede ser contagiosa y llegar a nuestra pareja, llevándonos a ese mismo estado de placer”.
Según el diccionario, la oxitocina es una “hormona secretada por la hipófisis que tiene la propiedad de provocar contracciones uterinas y estimular la subida de la leche; también se prepara farmacológicamente para ser administrada por inyección intramuscular o intravenosa con el fin de inducir el parto, aumentar la fuerza de las contracciones en el parto, controlar la hemorragia posparto y estimular la subida de la leche”.
Pero para Andrea Doula Maga, va más allá de eso, cuando una mujer libera esta hormona en un momento de placer (no cuando se la inyectan, según Andrea, en esos casos generalmente se usa para inducir el parto y produce mucho dolor), hace que se sienta en un estado tan placentero que combinado con la dopapina (hormona que se libera también durante el sexo y que genera mucha calma) la llevan a un estado de ‘Éxtasis absoluto’ que finalmente llega al orgasmo.
Estos orgasmos, los orgasmos de las mujeres pueden darse de tres maneras: clitoriano, cervical o vaginal, comienzan en una de las terminales nerviosas del clítoris, sube por la cervix y llega al útero provocando unas contracciones, que hace que se contraiga y se extienda; lo mismo sucede cuando una mujer está en labor de parto, solo que es un proceso muy doloroso, químico y angustiante.
Pero entonces, si el útero realiza el mismo proceso de contracciones, ¿Por qué duele tanto cuando una mujer va a parir? Andrea nos explica:“Cuando yo siento dolor en el cuerpo, así sea muy pequeño, mi mente enfoca mi atención hacia el dolor y por eso se convierte en un dolor insoportable y no encuentro otra opción que medicarme, pero cuando entiendo que mi útero se está contrayendo y expandiendo, comienzo a respirar hacia mi útero, me conecto con él y con mis sensaciones, en un espacio en el que me puedo sentir en confianza y deshinibida y puedo sentir que mi pareja está cerca, estas hormonas (dopamina y oxitocina) empiezan a fluir y hacer que mi útero comience rítmicamente a expanderse y contraerse, permiténdonme entrar a un estado alterado de consciencia que puede hacer más natural mi labor de parto”.
Todo lo que involucra el sexo y el nacimiento de un bebé está relacionado, las mismas partes involucradas, las mismas personas y hasta los mismos gemidos, pero uno (generalmente) tiene un final placentero y el otro (generalmente) es supremamente doloroso, lo que me cuenta Andrea es que no es que uno tenga un sentido y el otro otra, sino que nos han enseñado a diferenciar la sexualidad del placer. En la biblia Eva fue la “culpable” de llevar a Adán a morder la manzana (el conocimiento) y por eso su útero fue maldecido siendo “obligada” a parir con dolor. Con esto se dejó una idea muy clara, las mujeres somos las que llevan al hombre a pecar y por eso se deben sentir mal y sufrir de mucho dolor en su útero. (Es decir, wtf?)
Pero la verdad es otra, si bien cada mujer tiene derecho a parir como quiera y en las condiciones que le plazca, es necesario entender que si logramos conectarnos mejor con nuestro cuerpo, sin vergüenza ni pudor y cero miedo a sentir placer, podemos transformar una experiencia “diseñada” para ser horrible en una conexión entre las parejas y sus bebés.
“Si en el momento del parto mi pareja está ahí y me estimula los pezones, porque cuando eso pasa lo siento en el clítoris y en mi vagina, si me besan con lengua, mi cuerpo se va a relajar y va a ser un proceso más llevadero… También una mujer está sola o simplemente siente deseo y va a parir lo mejor que puede hacer es masturbarse, aunque parece muy loco decirlo puede ayudarte a impulsar las contracciones del útero y a liberar oxitocina y dopamina. O que le masajeen los senos, que la acaricien, que la toquen porque un parto natural es un acto sumamente sexual”.
Sobre el parto orgásmico se encuentra poca información, sobre todo en Colombia, pero lo que encontré en la revista española Mente Sana, fue que dos obstetras en los 70, eran Michel Odent y Frédérick Leboyer, investigaron el tema, según la revista, “Su curiosidad e intuición, y la rigurosidad con la que llevaron a cabo sendas investigaciones, les llevaron finalmente a defender una afirmación que ya había sido esbozada con anterioridad: la función principal del orgasmo es parir. O dicho de otro modo: todas las mujeres deberíamos parir con el orgasmo más grande de nuestras vidas”.
Andrea, además de ver en varias ocasiones a mujeres parir con orgasmos, pudo experimentarlo por ella misma ” Yo tuve la dicha de tener partos orgásmicos, lo tuve cuando nació mi primera hija, fue en una bañera con agua caliente y en otro país, mi parto fue largo porque fue la primera vez pero cuando agarré la onda y me pude soltar absolutamente, lo único que yo quería es que mi pareja estuviera detrás de mí y fue cuando estaba casi a punto de parir, en ese momento entré en un estado orgásmico, mi segundo parto fue igual, lo hice en mi casa yo solita en la bañera mi casa relajada y el tercero lo tuve en mi casa. El orgasmo lo sientes cuando expulsas, uno ve un rayo de luz y te vas por un momento”
No sé a ustedes, pero a mí esto me parece absolutamente maravilloso y creíble, primero porque es algo comprobado científicamente, que cuando liberamos oxitocina y dopamina entramos en un estado de placer y segundo, porque las mujeres somos seres mágicos que pueden dar vida y esa vida, está firmemente ligada a la idea de placer así nos quieran decir lo contrario.
Termino este artículo con esta cita de Andrea, una mujer que logró derribar los tapujos y se aventuró a conocerse para que más mujeres lo pudieran hacer. Para conocer más de este y otros temas asociados a la mujer y la maternidad, pueden seguirla en instagram @lamagamujer
“El orgasmo lo sientes cuando expulsas, uno ve un rayo de luz y te vas por un momento, ese es el regalo de la maternidad, ese es el regalo que está escondido para las mujeres, el verdadero éxtasis de la vida, es la posibilidad de viajar a otro mundo cuando tengo un orgasmo, cuando tengo un bebé, de ir a viajar al universo entero y llegar como una mamá poderosa alimentada del éxtasis, la pureza y llenarlo de amor, ponerlo en mi teta y sentir el amor del universo entero”.