Encuentro muy curioso cómo en una sociedad como la nuestra se empiezan a formar estereotipos tan fácil. Es una forma muy extraña de validar nuestros prejuicios y miedos frente a lo desconocido, mejor dicho, es la manera ideal de hablar desde la ignorancia y no sentirse culpable.
Eso sentí en estos días que vi una imagen en la que hacían un comparativo entre una mujer “femenina” y una mujer feminista. Las características caían en todas las obviedades posibles, las mujeres “femeninas” se maquillan, son felices, románticas, educadas, mientras que las feministas son groseras, mentirosas, odian que exista el amor. Son cosas tan ridículas que me parece increíble que hoy en día haya quien piense que nos tenemos que encuadrar en una sola manera de pensar o de ser.
Sinceramente creo que mi abuela, tías y mamá sin querer queriendo me convirtieron en feminista. Ellas fueron criadas de la manera más patriarcal y permitieron cualquier cantidad de abusos, pero al mismo tiempo eran mujeres fuertes, independientes, muy inteligentes que nos decían a mis primas y a mí que nunca dependiéramos de un hombre, que pensáramos en estudiar y lograr lo que quisiéramos, y desde ahí comencé a ser feminista. Esto comenzó a volverse más fuerte cuando me cansé de recibir abusos de mis parejas anteriores, fueron tiempos muy complejos para mí porque tuve que construirme pedazo a pedazo, ir a terapia y sí, descubrir el feminismo.
Pero entonces, ¿por qué hay tanta gente, especialmente mujeres, que sigue pensando que ser feminista es caer en un estereotipo masculino? De cualquier forma, es importante señalar que no está mal tener comportamientos masculinos tradicionales, ni tener el pelo corto, ni mucho menos tener rabia, que es un sentimiento completamente humano. Lo que sí pienso es que alienar a las mujeres por ser de una manera y meter a todas las feministas dentro una misma bolsa es como decir que todas las manzanas así sean rojas o verdes, saben igual.
Por esta razón me dispuse a cazar la verdad de este absurdo mito y hablé con Verónica Orozco Abad, abogada, podcastera y feminista de tiempo completo, amante de la moda, con una relación estable. Podría decirse que es lo opuesto a esa imagen estereotipada amargada y criticona.
WG: ¿En qué momento te volviste feminista?
VO: “Yo creo que de alguna forma fui feminista toda mi vida, lo que pasa es que no había entendido qué era feminismo de verdad, lo tenía totalmente malinterpretado según lo que me habían enseñado a mi alrededor. Hace unos cuatro o cinco años más o menos, una gran amiga que se llama Juliana Abaúnza, empezó su camino feminista y yo a ella la admiro y la respeto muchísimo y pues nada, empecé a decir, “pero esta pelada es feminista, hay un montón de peladas que yo admiro que son feministas, pues de pronto yo no estoy entendiendo algo del feminismo”, y ahí fue que empecé a investigar, a leer, a dejarme enseñar, y entendí realmente lo que era el feminismo”.
WG: ¿Qué cambió en tu vida?
VO: “Con el feminismo en mi vida cambió todo, absolutamente todo, el feminismo es para mí como esas gafas, ese lente HD que ahora tengo puesto y que me permite ver realidades que antes yo no veía, ha sido muy especial porque se ha transformado mi relación conmigo misma como mujer, he tenido procesos de perdón conmigo misma, de autoconocimiento, mi relación con las demás mujeres se transformó también por completo, ahora las miro de otra forma, con más amor, con más respeto, con más compasión, ya las veo como mis hermanas, no siento competencia con las demás mujeres y así ha sido como con todo a mi alrededor. El feminismo en realidad lo transforma del todo”.
WG: ¿Por qué hay tanta gente que le tiene miedo al feminismo?
VO: “Le tienen miedo porque no lo entienden, porque no lo conocen de verdad, porque la definición que tienen de feminismo viene de la sociedad patriarcal en la que vivimos, entonces está mal interpretado a propósito por los sectores que no les interesa que el feminismo tenga fuerza y, como está mal interpretado, osea, las mujeres nos dicen “no sea feminista porque las feministas son feas, son gordas, peleonas, peludas, no se depilan y nadie las quiere”, entonces eso de alguna manera es como una amenaza ¿no? y pues uno no quiere sentir miedo por ser juzgada, jamás, pero pues, cuando uno entiende lo que verdaderamente es el feminismo, logra darse cuenta de que es un movimiento precioso.”
WG: ¿Cuáles fueron las renuncias más grandes que tuviste que hacer al declararte feminista?
VO: “Yo no creo que haya tenido que renunciar a nada cuando me convertí en feminista, lo que pasa es que inevitablemente hay cosas que cuando tú entiendes de dónde vienen pues, se transforman en tu vida, entonces ya hay vainas que yo no me trago tan fácil. A mí ya los chistes machistas me parecen fatales, especialmente los chistes en los que no se burlan del machismo sino de las mujeres, entonces me ha pasado que si alguien hace comentarios sexistas o machistas pues a mí eso ya no me da risa, entonces yo me quedo seria. No siento que haya tenido que renunciar a nada, la verdad se me han abierto más puertas y más posibilidades y ha sido mucho más bonito, o sea yo siento que el feminismo sí trae dolor porque uno tiene que cuestionarse a una misma, a la sociedad, a las personas con las que vive, hay que cuestionar a nuestras parejas, a nuestras familias y eso es difícil porque uno empieza a darse cuenta de lo hijueputamente duro que es el mundo para las mujeres y nos han hecho creer que no es así. Nos han hecho normalizar muchísimos comportamientos que son violentos con nosotras, que son machistas y sexistas y que nos parecen normales, y pues cuando todo te parece normal no cuestionas nada. Entonces digamos que el feminismo trae como esa parte de hacerse preguntas y de darse cuenta de realidades, pero también trae toda esa parte de esta relación con las otras mujeres que para mí de verdad ha sido una vaina maravillosa”.
WG: ¿Qué piensas de las personas que creen que para ser feminista hay que tener el pelo corto y no usar maquillaje?
VO: “Es que eso es lo que les ha dicho la sociedad y el sistema a muchas personas, a todos nos ha dicho que el feminismo es únicamente no maquillarse, ser lesbiana, llevar el pelo corto, no depilarse, no usar tacones, y eso no es el feminismo evidentemente. Les diría que probablemente no lo conocen y les invitaría a conocerlo, leerlo y explorarlo. El feminismo es mucho más de lo que se ve por fuera, el feminismo es una lucha porque todos los seres humanos tengamos Derechos Humanos, incluso lucha por los animales y el medio ambiente. Es un movimiento tan bonito que busca de verdad una sociedad justa para todas las personas, que basarlo en la apariencia de una mujer es muy superficial”.
WG: Tres cosas muy valiosas que te haya dejado el feminismo.
VO: “La primera mi relación conmigo misma, esa transformación, ese respeto que siento hacia mi esa fuerza que sale de mi ahora, eso es gracias al feminismo, lo segundo mi relación con las mujeres, conocidas o desconocidas, el amor que siento ahora por ellas, la compasión, el respeto, se acabó esa enemistad que nos habían enseñado que era natural, que era de la naturaleza de las mujeres que se odien y me di cuenta que no, que eso no es y eso ha sido maravilloso. Y la tercera, mi relación con el mundo, con cómo veo el mundo ahora, que es duro, pero es real, es decir, ahora sí veo el mundo de verdad”.
WG: Recomendaciones de libros, cuentas y personas que las mujeres que se encuentran aprendiendo sobre feminismo, deberían conocer.
“Libros:
– Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Adichie
– Las mujeres que luchan se encuentran de Catalina Ruiz-Navarro
– Una habitación propia de Virginia Wolf
Cuentas:
@catalinapordios
@julianaabaunza
@lasviejasverdes
@sietepolas
@lainsumisa
@itamaria83”