En Navidad hay luces, fiesta, comida (por montones), también hay reuniones familiares, encuentros, paseos, vacaciones, en los que generalmente (me atrevería a decir que en todos los casos) vienen cargados de un montón de prejuicios y comentarios “inocentes” que realmente son IRRESPETO. Estar en familia es atenerse a que puedan abrirse llagas que duelen y mucho, sobre todo con nuestros cuerpos, al menos tres “sablazos” tipo “cómo estás de repuestica”, “¿a qué horas te subiste tanto de peso” o “¿no piensas en hacer dieta?” vienen por parte de abuelas, tías, tíos y hasta primos.
Estos comentarios NO son divertidos para NADIE, creo que es un lenguaje dañino que se normalizó entre las familias, y en las fiestas navideñas se acrecenta. La gran ironía de todo esto es que la comida se triplica y la mayoría de ingredientes hacen que sea más difícil todo, por un lado está la presión de querer estar “en el peso ideal” para que pases el temido “escaner familiar” pero por otro está que las invitaciones a comer buñuelo, chicharrón, chorizo, natilla, hojuelas, son lo mejor de esta temporada y parecen no tener fin.
Y pues, realmente ¿qué tiene de malo querer comer en Navidad?, ¿por qué todo el tiempo tenemos que temer a exponer nuestro cuerpo a otros?, hay que empezar a sobrellevar esta situación y armarnos de seguridad, así nos toque gritar ¡¡TÍA, ASÍ SOY YO Y ESTÁ BIEN!!
Hablamos entonces con @elcuerpoquesomos un hermoso proyecto que admiro mucho, en el que un grupo de psicólogas se unió para derribar esos prejuicios que tanto daño nos hacen, enseñarnos a amar nuestros cuerpos como son y hacernos entender que no hay un solo “cuerpo ideal”.
Según Liliana Gaviria, una de las Life Coach que compone el proyecto:
Diciembre es un mes de angustia para algunas mujeres, frustración y miedo alrededor de la comida: angustia por los eventos sociales, frustración por no “poder sostener la dieta” y miedo muchas veces a engordar, porque hay tantos alimentos disponibles que se convierte en una lucha poderlos controlar. Es una situación común que vemos por esta época en nuestros grupos, talleres y consultas individuales. Estos sentimientos aparecen cuando hemos llevado una relación con la comida donde priman las dietas, restricciones, deberías, reglas, etiquetas a los alimentos, juicios morales y prohibiciones a la hora de comer
Cuando la mentalidad de la dieta está comprometida, tus decisiones alimentarias están dictadas por las reglas de la dieta, que exigen lo que comes, independientemente de tus preferencias alimentarias, necesidades energéticas, hambre y en general la conexión con tu cuerpo, lo que te lleva a desencadenar sentimientos de privación. Sin una dieta, tienes la posibilidad de saber tus niveles de hambre o la comida que te satisface, cosa que con las dietas no pasa.
Las reglas de la dieta también desencadenan una rebelión interna, porque incluso cuando no estás a dieta, tu mente aún puede tener la mentalidad intrusiva de hacer dieta: lo que debes y lo que no debes comer, lo que está bien y lo que no, lo saludable vs. lo no saludable, y esto hace que en el momento en el que te acerques a un alimento que no deberías comer, un alimento malo o poco saludable, te sientas culpable, avergonzada e incluso abuses de esos alimentos una vez le des el primer mordisco. Todos estos hábitos no son más que el ciclo de la dieta. Donde te privas de ciertos alimentos, luego te dan antojos por esos alimentos que no te “puedes comer” y cuando llega el momento de soltar ese control o de dañar la dieta, hay una sobreingesta que también hace que aumente la ansiedad, frustración, vergüenza y la necesidad de tener que restringirse nuevamente, creyendo que así todo estará bien. Sé que este ciclo es el diario vivir de muchas mujeres, y hombres también y por eso hoy quiero decirte que existen otras maneras de relacionarnos con la comida, que no es a través del miedo, la angustia y la culpa. Sí podemos tener una relación más sana y amorosa con la comida y con nuestro cuerpo.
Así que después de esta pequeña introducción, y viendo que falta poco para que empiece Navidad y sus eventos en donde la mayoría de veces la comida juega un papel fundamental, quiero compartirte algunos tips para que en esta época puedas vivirla más tranquila:
1. Recuerda que tu cuerpo tiene la sabiduría de alimentarse de manera intuitiva, es decir, de sintonizarse con la experiencia directa de tu cuerpo y mandarte las señales de hambre, saciedad y satisfacción. Confía en tu cuerpo. Estas señales son difíciles de escuchar si estás haciendo una dieta, así que para reconectarte con estas señales es necesario que te olvides de ella.
2. Cuando vayas a los eventos sociales donde sabes que hay disposición de comida, pregúntate: ¿Tu cuerpo tiene hambre? ¿De 1 a 10, que nivel de hambre tienes? ¿Está tu cuerpo confortablemente lleno y satisfecho? Este es un proceso de escuchar y responder a las necesidades de tu cuerpo.
3. Si sabes que irás a un lugar donde hay acceso ilimitado de comida y eso puede detonar en ti comer en exceso, come antes de salir, dale a tu cuerpo un alimento denso, para que cuando llegues al evento, no tengas un hambre voraz y puedas conectarte con las señales que éste te de.
4. No es ahora o nunca que te puedes comer esa natilla, ese buñuelo, esa hojuela, ese chicharrón o lo que sea que estén ofreciendo, puedes comerlo cuando realmente tengas ganas y hambre para disfrutarlo plenamente, de lo contrario, ¿Es necesario comértelo si no tienes ganas, o es porque es ahora o nunca?
5. Date el permiso incondicional para comer, es decir, si tienes hambre y quieres comer algo de lo que tienes en frente, saboréalo, come despacio, date cuenta cómo es su sabor, su textura, si te gusta realmente ese alimento, cómo lo recibe tu cuerpo y acompáñalo con la respiración, ve chequeando esa sensación de saciedad o llenura para poder decir, ha sido suficiente.
6. Nota cómo sueles hablarte cuando comes un alimento que para ti está prohibido o cuando comes de más, cómo es el tono de tu voz, qué te dices en esos momentos, si te das cuenta que te tratas de una manera fuerte y severa, es la oportunidad para incluir una voz compasiva y amorosa, recuerda que a veces comer de más hace parte de una alimentación normal, sobre todo en estas épocas.
Por: Laura Benítez.
Entrevista realizada a la Life Coach Liliana Gaviria. Medellín. 2019