El día 3 de octubre del 2019 en la ciudad de Bogotá, comencé a trabajar en la empresa Teleperformance, para el puesto de call center bilingüe. Realicé la capacitación que tuvo una duración de 15 días. El 18 de octubre de 2019, con mis compañeros y dos jefes fuimos a un restaurante- bar de la zona, a celebrar que la capacitación había terminado. Me sentía cómoda debido a que mis dos jefes se encontraban en el lugar. De una u otra manera, vi en ellos seriedad, seguridad y confianza. En el encuentro consumimos algunas bebidas alcohólicas. Desde un momento de la noche solo tengo lagunas mentales. Recuerdo estar en un carro, dirigirme a un sitio (en el que me enteraría momentos más tarde que era un motel), luego estar desnuda y ver a uno de mis compañeros ( quien se estaba capacitando para ser un supervisor)haciéndome un oral y tocándome. Luego de implorarle llorando que no quería continuar y que me dejara en paz, se sentó al lado mío y se masturbó. Luego me entró una llamada de mi novio, y me di cuenta que, tenía muchas llamadas perdidas de él, mi abuela y mi mamá. Pero no había escuchado el teléfono antes. Contesté y en ese momento el tipo se fue. Me vestí, y recuerdo caminar desorientada, buscando un transporte que me llevara al punto de encuentro acordado con mi mamá para que me recogiera. No tenía vista periférica, estaba sola, desesperada llorando.
Los dos días siguientes estuve en el hospital haciéndome exámenes los cuales salieron bien.
Lo ocurrido fue algo sin consentimiento, jamás quise estar con el tipo. No fue nunca de mi interés y solo habíamos hablado en un par de ocasiones en un juego que realizamos durante la capacitación en horas de trabajo. No pertenecía a mi círculo de compañeros. A penas sé su nombre.
El martes 22 de octubre, decidí renunciar por salud mental, volver a un lugar relacionado con ese tipo me incomodaba. También necesitaba un espacio, puesto que luego de lo ocurrido recaí en depresión, la cual ya estaba tratando y había mejorado. Fui a las instalaciones de la empresa de la Calle 26 con mi madre y mi novio. Allí me recibió uno de mis jefes. Mi jefe se mostraba muy apenado, furioso con el tipo e indignado. Ese día nos dijo a los tres que el tipo había admitido lo que me había hecho, que se encontraba muy arrepentido y que el día anterior, lo habían despedido.
Luego de renunciar, mi madre, mi novio y yo hablamos un rato con mi jefe, y reiteró que lo sentía mucho y ofreció su ayuda, ya que destacó que en una situación como la que me sucedió, la empresa me respaldaría. Al parecer fueron palabras “como para salir del paso”, puesto que, días después al pedirle su ayuda, negó lo que nos dijo.
En enero de este año decidí hacer la denuncia. Solo conozco el nombre del tipo, por lo cual era necesaria la comunicación con la empresa para obtener los datos completos. A pesar de los requerimientos que se han realizado, la empresa no me ha entregado la información solicitada ni ha brindado la ayuda que me había prometido, hace más de 6 meses.
“Con este testimonio quiero mostrar que espacios como estos, se convierten en escenarios de abuso y no pueden seguir quedando en el olvido. Quiero alentar a otras mujeres que hayan sido acosadas y abusadas a que denuncien. Aquí no se está atribuyendo ningún tipo de delito a la empresa. Estoy contando mi experiencia y por qué no pude volver a trabajar allá, donde una vez rechazaron el hecho del que había sido víctima, pero al final me dejaron sola”